¿Qué es la alienación? El desarrollo y el legado de una de las primeras teorías de Marx

Mar 6, 2023

Photo: Glabia Soraia Andrade Silva (Coletiva Caiana). Source: Tricontinental Research Institute (creative commons)

Nota del equipo editorial: Esta es una traducción del artículo “What is alienation? The development and legacy of Marx’s early theory“, puede encontrar la versión original aquí.

Introducción

Ofrecer una breve introducción a la teoría marxista de la alienación no es una tarea sencilla. El reto se debe, en parte, a polémicas en la interpretación de aspectos clave del proyecto de Marx directamente relacionados con la alienación, el momento de la publicación de los primeros manuscritos de Marx en los que se articula la teoría y los contextos políticos en los que fue abordada. Lo fundamental de cualquier teoría de la alienación son las preguntas sobre la naturaleza de la existencia, que a menudo se plantean de esta manera: ¿Existe una esencia natural o atemporal de la cual el ser humano podría ser alienado? Si bien esta es una pregunta que se han hecho muchos académicos, nuestra tarea más importante es considerar el impacto de los debates sobre la alienación en el día a día de nuestra organización política.

En este artículo, presentamos una introducción a los escritos de Marx sobre la alienación tal y como aparecen en los Manuscritos económicos y filosóficos de 1844, antes de discutir el contexto histórico de su publicación. Luego trazamos el desarrollo del pensamiento de Marx desde los manuscritos hasta su obra posterior que está basada en el materialismo dialéctico e histórico. Los primeros trabajos de Marx conciben la “naturaleza humana” como una condición esencial y ahistórica de la cual el capital aliena a los trabajadores, mientras que, como mostramos, su obra posterior se centra en el proceso de la abstracción del capital y concibe lo humano como un proceso de producción y, por lo tanto, como un proceso dinámico que depende del modo de producción.

Alienación (o enajenación)

Los escritos de Marx sobre la alienación aparecen más explícitamente en los Manuscritos económicos y filosóficos de 1844, también conocidos como los Manuscritos de París, que escribió unos años después de su tesis doctoral. La palabra alemana que utiliza Marx en estos manuscritos es entfremden, que se traduce como “enajenar” o “alienar”.

En los manuscritos, Marx está en conversación con el recién fallecido Hegel y sus seguidores, los Jóvenes Hegelianos. Como primera parte de su evaluación crítica de Hegel, Marx escribió que dentro de la obra de Hegel “yacen ocultos todos los elementos de la crítica, ya preparados y elaborados” [1]. Lo que Marx encuentra en

Hegel en esta etapa temprana es “la dialéctica de la negatividad como el principio motor y generativo” [2].

Uno de los errores que Marx encuentra en Hegel desde el principio es que “cuando, por ejemplo, la riqueza, el poder estatal, etc., son entendidos por Hegel como entidades ajenas al ser humano”, esto “sólo ocurre en su forma como pensamientos” [3]. Para Hegel, los humanos están alienados del pensamiento filosófico puro y abstracto. Hegel conceptualizó esta alienación y su superación como un proceso que conduce al conocimiento absoluto y a la unidad de la humanidad con una verdad universal.

Para Hegel, la humanidad tiene una esencia original, que él conceptualiza como la mente lógica, pensante y especulativa. En este esquema, el pensamiento precede y es independiente de la acción y de la historia. La posterior “famosa inversión feuerbachiana” de Marx demuestra que no es la idea de la esencia o naturaleza humana la que produce su existencia concreta, sino su existencia concreta la que produce la idea.

La concepción semibiológica o parcialmente inherente de la naturaleza humana es un elemento central en la teoría de la alienación de Marx. Los humanos, como parte de la naturaleza, tienen ciertos poderes/habilidades/facultades que producen ciertos potenciales y necesidades. Las necesidades se refieren a aquello por lo que uno siente un deseo, generalmente por cosas que no se pueden obtener de inmediato. El sentimiento de deseo por una necesidad insatisfecha, como la necesidad de alimento, seguridad, compañía, juego y “variedad” es el mecanismo a través del cual uno toma conciencia y desarrolla sus poderes [4].

Al mismo tiempo, la humanidad, como especie que es, posee cualidades o características que la distinguen de todas las demás especies. Es decir, sabemos que somos distintos de todas las demás especies en la forma en que olemos, oímos, gustamos, sentimos y, lo que es más importante para Marx, en la forma en que llevamos a cabo nuestras actividades. Marx escribió que el desarrollo de la producción capitalista aliena a la clase obrera de nuestra especie en una escala cada vez más amplia.

Al final del primer manuscrito, Marx argumenta que el capitalismo aliena a la “humanidad” o a los “trabajadores” de cuatro maneras relacionadas.

En primer lugar, “el trabajador se relaciona con el producto de su trabajo como con objeto ajeno a sí mismo” [5]. En otras palabras, el resultado de la producción le pertenece al capitalista (o propietario) y no al trabajador. En segundo lugar, el trabajador está alienado “dentro de la misma actividad productiva” en el sentido de que la propia relación del trabajador con el trabajo que hace es “una actividad ajena que no le pertenece” [6]. Si el trabajador está enajenado del objeto del trabajo y del proceso del trabajo, entonces “el trabajo enajenado enajena al hombre de la especie” [7]. Finalmente, “el hecho de que el hombre sea enajenado del producto de su trabajo, de su actividad vital, de su ser como especie, es el enajenamiento del hombre del hombre” [8].

El contexto político de la publicación y los debates en torno a los manuscritos

Los manuscritos de Marx se centran en el capitalismo, la sociedad de clases e incluso el comunismo —aunque poco se parecen a los escritos posteriores de Marx, ya que Marx a menudo usa categorías políticas y económicas burguesas sin una crítica sustancial, y despliega la filosofía hegeliana de forma bastante acrítica (no fue hasta La ideología alemana que Marx y Engels rompieron con Hegel). Los manuscritos no contienen ningún análisis de la lucha de clases, ni de uno de los primeros descubrimientos únicos de Marx, que la lucha de clases conduce a la dictadura del proletariado.

Marx nunca intentó publicar sus manuscritos. Los investigadores soviéticos los editaron y publicaron por primera vez a principios de la década del 1930, aunque su impacto real surgió después de que se tradujeran más ampliamente durante las décadas del 1950 y 1960. Los revolucionarios marxistas de principios del siglo XX como Lenin, por lo tanto, no tenían conocimiento de ellos.

Los debates en torno a los manuscritos y su concepto de la alienación surgieron entre el famoso discurso “secreto” de Khrushchev  en el 20º Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética en 1956 (el cual fue publicado por la CIA) y el 22º Congreso del PCUS en 1961.

Dicho de otro modo, el momento de la diseminación de los manuscritos coincidió con —y hasta cierto punto justificó— un giro hacia la derecha en la Unión Soviética y algunos de los estados socialistas principalmente occidentales. Se puede ver evidencia de la teoría de la alienación de Marx en el discurso de Khrushchev  de 1956, en el que pedía un “regreso a… la tesis más importante de la ciencia marxista-leninista sobre el pueblo… como creador de todo bien material y espiritual de la humanidad” [9]. El 22º Congreso identificó a la Unión Soviética no como una dictadura del proletariado sino como un “estado de todo el pueblo”.

Aquellos que aprovecharon la publicación de los manuscritos se conocieron como “humanistas marxistas”. Afirmaron haber encontrado en ellos una salida de lo que percibían como las “ortodoxias rancias” de la Unión Soviética, en particular el materialismo dialéctico. Sus teorías finalmente promulgadas y justificadas como un rechazo de la lucha de clases.

De hecho, el humanismo oscurece el antagonismo de clase fundamental que atraviesa la sociedad al omitir la categoría de la clase. Podemos ver las peligrosas aperturas políticas que proporcionó el humanismo a lo largo de las últimas décadas de la Unión Soviética. El análisis de la Perestroika de Sam Marcy, por ejemplo, cita un discurso de 1988 pronunciado por Mijaíl Gorbachov ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, en el que no habló ni una sola vez sobre trabajadores o clases, sino sobre “valores humanos universales” e “ideas universales”. Marcy correctamente menciona que “nunca ha habido ningún consenso sobre cuáles son los intereses humanos universales. Cada clase y cada grupo social evalúa los intereses humanos desde su propio punto de vista” [10].

Entre los muchos críticos de la movida hacia la derecha representada por el humanismo marxista, estaba Louis Althusser –un filósofo marxista y miembro del Partido Comunista Francés. La tendencia dentro del humanismo a nuevamente insertar el idealismo hegeliano en la teoría y práctica marxista era una preocupación central entre los socialistas revolucionarios [11].

Sin una idea esencializada de la naturaleza humana, lo que quedó era una historia humana como un proceso —un proceso dialéctico— sin un sujeto predeterminado y, por lo tanto, sin una existencia predeterminada no alienada a la cual volver. El argumento básico aquí es que, en lugar de estar alienados de la esencia o el espíritu absoluto u original, el capitalismo cambia violentamente a los trabajadores y los aliena del proceso de producción social.

Cualquier idea de una esencia natural de lo humano, o incluso la naturaleza, era anatema para la teoría desarrollada de Marx. Más tarde criticaría a los economistas burgueses por tomar lo humano como un hecho ahistórico y, en cambio, demostraría que los modos particulares de producción producen tipos particulares de sujetos humanos y relaciones sociales.

Es decir, Marx llegaría a poner menos énfasis en lo humano como categoría dada y más en las estructuras económicas, sociales y políticas históricamente determinadas que producen la humanidad. No puede haber un sujeto o esencia predeterminado porque los sujetos —o las personas— se producen de manera diferente en diferentes modos de producción. Lo único dado bajo el capitalismo es la lucha de clases. Por tanto, el objetivo no es volver a un estado preexistente de la naturaleza humana, sino más bien producir un nuevo conjunto de relaciones sociales, un nuevo mundo y una nueva forma de ser.

Un ser históricamente determinado

Así como las condiciones concretas cambian de una región a otra, así también deben cambiar las prácticas de la lucha de clases.

Si hay una esencia humana alienada a la que volver, entonces hay un destino predeterminado hacia el cual luchar. Si la naturaleza humana es histórica, en cambio, entonces no puede haber un destino predeterminado, sino un futuro abierto dotado de un potencial ilimitado. El énfasis de Lenin en la creatividad y la liberación del potencial de las masas en el equilibrio constantemente fluctuante de las fuerzas de clase representa esta dialéctica marxista, al igual que el proyecto comunista cubano para una nueva humanidad socialista [12].

Para Marx, la realidad es una totalidad en perpetuo movimiento y que consta de una serie de partes relacionadas internamente. La suposición básica de las relaciones internas no es sólo que las cosas son más complejas de lo que puedan parecer a nuestros sentidos, sino que los elementos literalmente contienen sus relaciones con otros elementos. Cuando Marx escribe que el capital es una relación, quiere decir que contiene la relación con el trabajo y, por lo tanto, con la lucha de clases. Las cosas son más que la suma de sus cualidades, pero, a través de sus conexiones con la totalidad mayor, también son expresiones del todo. El método de Marx intentaba mantener la totalidad o el todo a la vista y al mismo tiempo distinguir y delinear sus diferentes partes. La teoría de las relaciones internas tiene en cuenta un carácter humano históricamente contingente siempre mediado por la concreción de la sociedad o las formaciones sociales realmente existentes.

Lo mismo es cierto para cualquier “esencia” de la humanidad. Como dijo Marx en su sexta tesis sobre Feuerbach, “la esencia humana no es una abstracción intrínseca a cada individuo. En realidad, es el conjunto de las relaciones sociales” que componen el sujeto humano [13]. Nuevas comprensiones de lo humano son posibles si no tomamos el capitalismo o la naturaleza humana como dados eternos.

La interpretación final de Marx: La abstracción

En su obra más desarrollada, El capital, Marx no articula su teoría o metodología del materialismo histórico o dialéctico, sino que la pone en práctica. Sin embargo, en el epílogo de la segunda edición alemana, Marx hace una declaración concisa sobre su método dialéctico. La dialéctica marxista “es un escándalo y una abominación para la burguesía… porque incluye en su comprensión y reconocimiento afirmativo del estado actual de las cosas, a la vez, también, el reconocimiento de la negación de ese estado, de su inevitable ruptura”, por eso “es, en esencia, crítica y revolucionaria” [14]. Aunque un análisis de la transición del método dialéctico de Hegel a Marx está fuera del alcance de este artículo, basta decir que toma una forma radicalmente diferente.

El lado funcional de la práctica dialéctica de Marx es la lucha de clases. Es la teoría destinada a corresponder al objeto de las relaciones capitalistas realmente existentes. El proceso marxista de producción de conocimiento, en otras palabras, pretende estar inextricablemente ligado a la práctica de la lucha de clases.

Marx explora el funcionamiento más profundo y el desarrollo de lo que el capitalista, por definición, aliena del trabajador: la plusvalía. La fuente de la plusvalía recién creada es el trabajo excedente. La naturaleza dual de la fuente del plustrabajo, la diferencia entre el valor de uso y el valor de cambio de la fuerza de trabajo, hacen posible nuestra alienación de la producción. Como mercancía, la fuerza de trabajo y el excedente que produce existe, como tal, de forma enajenada [15].

Marx no habla de alienación en El capital, sino de abstracción. El trabajo es abstraído por el capital a través de la equivalencia de distintas formas concretas de trabajo. El trabajo abstracto es una abstracción conceptual. El concepto del modo de producción capitalista es en sí mismo una abstracción porque nadie puede “tocarlo” o señalarlo, aunque, sin embargo, estructura nuestro mundo.

Sin embargo, también es una abstracción real. El paso de la artesanía y la manufactura al capitalismo industrial se realiza a través de la maquinaria, que transfiere las habilidades y conocimientos de los trabajadores al capital. “La actividad del trabajador”, explica Marx, “reducida a una mera abstracción de la actividad, está determinada en todos lados por el movimiento de la maquinaria, y no al contrario” [16]. El capitalismo no podría aparecer plenamente sin “eliminar el trabajo del artesano como el principio regulador de la producción social” [17].

Conclusión

El hecho de que los debates sobre la alienación surgieran durante un punto de inflexión histórico en el movimiento comunista internacional es una prueba de la pertinencia práctica de este concepto para los organizadores de hoy. Hay mucho más en juego que disputas académicas alejadas de las más amplias masas de trabajadores. Sin una teoría revolucionaria inspiradora y correcta, no puede haber organización revolucionaria, y definitivamente ningún movimiento revolucionario. Enfatizar la potencialidad abierta de la naturaleza humana fomenta una imaginación colectiva, atractiva y creativa de un futuro todavía no realizado. El optimismo revolucionario resultante es fundamental para fomentar la motivación necesaria para construir un movimiento de masas capaz de ganar la revolución. En lugar de enfatizar una recuperación o un retorno, centrarse en alcanzar un potencial no realizado y en gran parte desconocido fomenta la innovación y la flexibilidad en cuanto a tácticas y estrategias.

La aplicación de tal flexibilidad para los organizadores comunistas siempre ha sido de vital importancia, desde Lenin y los bolcheviques hasta los organizadores comunistas en Alabama en la década del 1930 [18]. En cada caso, la práctica fue informada por los contextos locales específicos. No hay factores predeterminados de “esencia humana” en el proyecto marxista.

A través de la lucha de clases y, en última instancia, la dictadura del proletariado, las necesidades y las formas de la naturaleza humana producidas por el capitalismo pueden comenzar a desaparecer y, en su lugar, pueden surgir nuevas necesidades y nuevas formas de naturaleza humana desatadas de la abstracción de la producción de valor.

Referencias

[1] Karl Marx, Economic and Philosophic Manuscripts of 1844, trans. M. Milligan (New York: Prometheus Books, 1988) 149.
[2] Ibid. 151.
[3] Ibid., 148.
[4] Ibid., 77.
[5] Karl Marx, Economic and Philosophic Manuscripts of 1844 (New York: Dover, 1956/2007), 70.
[6] Ibid., 72, 73.
[7] Ibid., 74.
[8] Ibid., 76-77.
[9] Nikita S. Khrushchev, The Crimes of the Stalin Era, Special Report to the 20th Congress of the Communist Party of the Soviet Union (New York: The New Leader, 1956/1965).
[10] Sam Marcy, Perestroika: A Marxist Critique (New York: WW Publishers, 1990), 31.
[11] See Louis Althusser, For Marx, trans. B. Brewster (New York: Verso, 1965/2005).
[12] Bertell Ollman, Alienation: Marx’s Conception of Man in Capitalist Society (New York: Cambridge University Press, 1971/1990).
[13] Karl Marx, “Theses on Feuerbach,” in The German Ideology, ed. C.J. Arthur (New York: Dover, 1845/1970), 122.
[14] Karl Marx, Capital: A Critical Analysis of Capitalist Production (Vol. 1): The Process of Capitalist Production, trans. S. Moore and E. Aveling (New York: International Publishers, 1867/1957), 29.
[15] Derek Ford and Mazda Majidi, “Surplus Value is the Class Struggle: An Introduction”, Liberation School, 30 March 2021. Disponible aqui.
[16] Karl Marx, Grundrisse: Foundations of the Critique of Political Economy (Rough Draft), trans. M. Nicolaus (New York: Penguin, 1939/1991), 693.
[17] Ver Richard Becker, “A Handbook of Tactics: Some Historical Context for Studying ‘Left-Wing’ Communism”, Liberation School, 22 August 2018. Disponible aqui; and Curry Malott, “Reading Kelley’s ‘Hammer and Hoe’ as Organizers Today”, Liberation School, 30 August 2021. Disponible aqui.
[18] Marx, Capital, 347.

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